La transformación pública digital: de la resiliencia a la aceleración

En los últimos años, el mundo industrial y empresarial ha vivido una transformación digital masiva, y en la que los Gobiernos no han sido ajenos, principalmente impulsados por la necesidad y las exigencias de ciudadanía, y de los servicios que se les proporcionan.

Esta transformación en las Administraciones Gubernamentales ha sido dada por las ventajas del cómputo en la nube y otras tecnologías de vanguardia como el Big Data y la Inteligencia Artificial; pero fundamentalmente se ha reflejado en una transformación cultural, sobre todo lo que se enmarca en los procedimientos de sus procesos administrativos, y la gestión del cambio de los agentes públicos.

No hay dudas de que la coyuntura actual aceleró considerablemente este proceso de transformación. En ese marco, la pandemia global produjo una digitalización forzosa en los Estados. Así, aquellos que todavía no habían empezado a digitalizarse se vieron obligados a realizar esa transición. Por su parte, los Gobiernos que tenían una base digital intensificaron sus esfuerzos en esa dirección.

Y justamente el aceleramiento y adaptación ante una situación intempestiva, puede ser un buen punto de partida para capitalizar el aprendizaje y detectar oportunidades; y por supuesto, aprovecharlas. Así es que esta tendencia de resiliencia digital que se convirtió en tema clave en 2021 y entrando en 2022. La aceleración digital es el punto de partida para la resiliencia digital, que se terminó convirtiendo en una prioridad.

Recordemos que se entiende por resiliencia a “la capacidad de una organización para mantener, cambiar o recuperar la capacidad operativa dependiente de la tecnología”. Cuando una organización es resiliente digital, puede anticipar, responder, aprender y evolucionar en el marco de los eventos que están fuera de su control y están influidos por el desarrollo tecnológico. Incluso, es capaz de encontrar oportunidades de mejora donde otra organización solo encontraría fracaso.

En ese sentido, ante la aceleración digital, las Gobiernos se enfrentan al desafío de mantenerse en el camino de la innovación y la digitalización. Si la transformación digital es la aplicación de tecnología para mejorar el desempeño de una organización, la aceleración digital no es otra cosa que la intensificación de ese proceso.

La mayoría de las organizaciones ya entienden la importancia de digitalizar sus procesos internos. El verdadero reto no es incorporar las tecnologías de la información, sino las estrategias y personal necesarios para crear valor a partir de ellas.

Por ello, la transformación digital implica cambios estructurales, tanto en las lógicas operativas como en los procesos administrativos. De esta forma, es posible usar tecnologías innovadoras para mejorar la eficiencia y la productividad en todas las áreas administrativas. A nivel gobierno, durante los últimos años la aceleración digital afectó principalmente a los procesos de gestión documental, la inversión en infraestructura y en servicios en la nube vinculados al trabajo remoto.

La digitalización casi forzosa a la que nos motivó la pandemia no necesariamente refleja una verdadera transformación cultural. En muchos casos, las administraciones públicas continúan viendo la tecnología como una mera herramienta y generando por lo tanto soluciones que resultan complejas o poco prácticas para los usuarios. La transformación cultural es también necesaria para la supervivencia, es el paso clave para construir los servicios al ciudadano sobre los que se sostendrá el futuro de la administración pública.

Ya no se trata de hoy “programar software” ni de incorporar los nuevos conceptos tecnológicos sin una estrategia, con el solo objetivo de subirse a una ola o de participar de las tendencias del momento, sino de definir una visión clara y avanzar atravesando desde el diseño estratégico hasta la puesta en marcha con la mirada centrada en el diseño. Históricamente se entendió la programación de un producto informático de manera desacoplada del ciclo de creación. Hoy el foco está dado por lo digital por diseño, el gobierno como plataforma y centrado en el ciudadano.

Las tendencias que pueden convertirse en el diferencial de las administraciones gubernamentales en los próximos años, están dadas por:

  1. La inteligencia artificial en el centro del debate: deberán hacer frente al debate que generan los marcos legales y éticos de la IA.
  2. El blockchain como herramienta de vanguardia con el eje en el ciudadano. Identidad
  3. Interoperabilidad e Integrabilidad.
  4. Internet of Behaviors (IoB) o Internet del Comportamiento: se sirve del Bigdata para analizar desde una perspectiva psicológica los comportamientos de los usuarios.
  5. Modelos avanzados de ciberseguridad: El objetivo de zero trust implementando una arquitectura de ciberseguridad avanzada
  6. La nube como eje: la nube distribuida o distributed cloud se perfila como la modalidad más importante para los próximos años

La transformación digital nos indica nuevas oportunidades, que surgen gracias a la aparición de tecnologías y no por las tecnologías. Es pensar a las personas como el centro de nuestra estrategia, y al servicio que ofrecemos, como un recurso para solucionarles la vida.  La transformación digital es cambiar nuestro mindset, nuestra forma de pensar.

Esta predisposición por parte de las personas hacia lo digital, hace que los gobiernos reaccionen y se vuelquen a este mundo para poder seguir respondiendo la demanda de los ciudadanos, con los siguientes ejes:

  1. Diseño del centrado en las personas (Experiencia del usuario hiperpersonalizada), debemos pensar cómo le mejoramos la vida a los ciudadanos. Debemos cambiar la cultura de la organización en una cultura digital.
  2. Enfoque organizacional basado en plataforma; con una estructura compleja y altamente federada dependen de una plataforma centralizada para conectar cargas de trabajo, implementar aplicaciones interconectadas y servicios dinámicos y facilitar la toma de decisiones.
  3. Formación de equipos ágiles, empoderados, que puedan resolver y tomar decisiones, generando valor en forma incremental.
  4. Desarrollo de la capacidad digital, debemos tener un mínimo de alfabetización digital, capacidad de desarrollo de tecnologías, de la experiencia de usuario, leer y comprender datos.

En este devenir, involucrar a toda la organización es clave, y para lograr una evolución exitosa, contar con una mentalidad digital se vuelve fundamental. Es necesario que cada organización adquiera una mentalidad digital, preparando a su fuerza laboral y colaboradores a migrar hacia un modelo donde el trabajo basado en la transformación constante.

Ya pasada la resiliencia, la aceleración digital sólo ganará más velocidad, y avanzará a un ritmo exponencial en los próximos años. Y la Disrupción Digital será entonces la Estrategia de transformación pública digital CONTINUA

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